Egon Schiele (1890—1918)
Inició su
formación en la Academia de Viena donde conoció a Klimt, quien se convirtió en
su protector realizándole algunos encargos. Schiele no encajó en el grupo de la
Secesion ya que su obra estaba cargada de dramatismo y popularidad, por lo que
contactó con grupos expresionistas liderados por Kubin y Kokoschka. Sus nuevas
obras se dirigen a la representación de la realidad en su vertiente más cruda,
interesándose por el conflicto humano entre la vida
y la muerte. En buena parte
de sus trabajos el espacio es reducido a un vacío cargado de tragedia,
expresando su angustia vital
a través de líneas duras que recuerdan a las
vidrieras góticas, con una espectacular monumentalidad inspirada en Hodler.
Se estableció en el campo y en 1915 se casó con Edith Harms,
lo que aportó una
impresionante carga de serenidad a su vida, cambio que se reflejará también en
sus pinturas, ahora más tranquilas. En 1918 la Secesion de Viena le organizó
una exposición retrospectiva con la que consiguió un importante éxito que llegó
a las puertas de la muerte.
obsesión erótica
Su temática
asume una altísima tensión emotiva en la sensualidad que se vuelve obsesión
erótica, junto al tema de la soledad angustiosa. Schiele utiliza una línea
cortante e incisiva para exprimir su propia realidad y para mostrar
impetuosamente
la dramática destrucción física y moral del ser humano.
El color adquiere un valor autónomo, no naturalístico, resultando particularmente eficaz en sus muchas acuarelas y en sus diseños de alucinada tensión.
EL MÁS JOVEN DE LOS MÁRTIRES
José Antonio Redondo
Reseña aparecida en la revista “EL CRÍTICO” de La Escuela de Letras de Madrid (marzo, 2005)
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