Aleksandr Sokurov
La extrañeza, ese don tolstoiano, prefigura toda la obra
de Aleksandr Sokurov
(Podorvikha, Siberia, n. 1951). Sus films son
la excepción más personal de la
última cinematografía rusa, tras Tarkovski, por su vívida individualidad,
por su rigor en la definición del ethos del personaje, héroes épicos encerrados
en la jaula moral de su época pero que triunfan sobre las circunstancias.
Existe un elemento adicional en su obra que lo relaciona con la pintura,
en esa
lenta prontitud con que dota a sus protagonistas, despojándolos de lo innecesario,
convirtiéndolos en pinturas planas, iconos rusos sobre las ruinas o los
laberintos de sus vidas para que avancen a tientas, en una metafórica revisión
de sus vidas.
Poner a prueba la realidad, pulsión freudiana que guía la última cinematografía de Sokurov, significa para el espectador un nuevo reto pues le coloca ante la mutua soledad, la del autor que ensalza la moral de renuncia de su héroe.
(Ángela Molina; EL PAIS. "BABELIA" 12 de julio 2003)
Su fuente de inspiración se halla tanto en los pequeños
detalles
de la vida cotidiana, como en el esplendor de la naturaleza,
y también
en las artes (música, pintura, literatura); a propósito
de su obra, podría
hablarse de pictorialismo, de polifonía o elegía. Una experiencia visual. Un
trabajo sobre el sonido. Un canto
de melancólicos lamentos.

Autor: Aleksandr Sokurov
Título: Elegías visuales
Traducción: Jorge Segovia
Nº de páginas: 104
Tamaño: 21 x 13 cm
Fecha de edición: 2004
ISBN: 84-607-8766-4