biografía        bibliografía




Enki Bilal: ‘My cartoons evoke a past out of step with reality’



‘There’s a little of me in all my characters,’ says cartoonist Enki Bilal. A little of him in Jill Bioskop, his blue-haired comic heroine-cum-journalist of Femme Piege (‘Woman Trap’, 1986). A little of him in Alcide Nikopol, the rebellious astronaut with a sad gaze. From anagram to pictogram, his beautiful yet desperate heroes roam tirelessly in murky, poetic universes which have earned their author critical recognition and public fascination. In his Parisian workshop, watched over by the Saint-Eustace church, the long drawing-tables cluttered with sketches are flooded with light, while a luxurious Mac chats to a stuffed zebra’s head.

A flowing, dark figure, with fine features and soft pupils, Bilal rests but doesn’t stay seated. He has just finished the last volume of his tetrolagyLe Sommeil du Monstre (‘The Dormant Monster’, 1998), three books which are similar to a ‘graphic novel’ completed over twelve years. ‘This series may demand more effort from the reader to understand. But my commitment was more personal,’ Bilal admits. ‘I don’t like making concessions. I reject the tyranny of simplicity, the pre-chewed, the pre-fabricated.’


Rootless
This rejection of compromise and an acute sense of commitment have so far suited the former Belgrade resident down to the ground. In 20 years, Bilal has become a legend of what is dubbed the ‘ninth art’ in France. He is also known in countries as far as Japan, albeit in the realm of manga. His drawings, suffused with a futuristic urban atmosphere, are systematically entangled with political reflections and firmly fixed in the world of today.

At the top of his list of concerns is the clash of civilisations or ecology. ‘The imaginary should serve the fund,’ affirms Bilal. Even if the ‘past doesn’t interest me as such, it’s how out of step with reality it is that leads me to evoke it,’ he justifies. ‘I am part of this world. Not talking about it seems wrong to me.’

Born in Belgrade to a Czech mother and Bosnian father, the man left Marshal Tito’s Yugoslavia for France in the seventies. ‘I was 10. Leaving was brutal. A real wrench,’ he remembers with a dark, vague gaze. ‘At the same time, it was predictable. My father, Tito’s former official tailor, had been on a ‘business trip’ for too long.’ The arrival of the little Yugoslavian in Paris was a ‘disappointment’, especially where living conditions were concerned. He integrated ‘relatively well’ and Bilal has retained the love of the French language and his taste for the mot juste of this ‘nebulous period’.

Passionate about art and cinema, Bilal discovered a ‘wonderful means of adult expression’ in comics, in the midst of their heyday in that period. Rapidly published in what is known as the then-best comic serial magazine in France, Pilote, he drew his first drawing boards for Echos des Savanes or Métal Hurlant. His hugely successful first trilogy Nikopol was completed thirteen years after he first began work on it in 1980.

Bilal’s peers have already accepted his talent by awarding him first prize at the Angoulême International Comics Festival in 1987. ‘Cartoonists are real authors. The comic is a literary genre of its own,’ insists the prizewinner. For all that, it’s not a matter of confining it to science fiction – ‘fifteen years ago, events like September 11 or the concept of a face transplant were unimaginable.’ If the world is ‘speeding up’, the bubble’s ‘environment’ seems to have become more ‘conservative’.


Stage world
A nomadic artist, fleeing ready-made labels - ‘such a typically French habit’ - Bilal first embarked on film set construction before moving on to specialise in stage design. A ‘pleasant encounter’ at the beginning of the nineties with compatriot Angelin Preljocaj, a choreographer of Albanian origin, led him to stage design for dance. With Russian Sergei Prokofiev’s ballet version of Romeo and Juliet the two artists successfully blended ‘two artistic universes linked by a Balkan eye.’

Bilal chops and changes. This eclecticism, far from expressing ‘frustration’ with regard to comics, demonstrates a constant discipline and curiosity. ‘I have never had a career plan – everything depends on people and on luck.’ Another passion he has is the cinema, which leaves him with an ‘unpleasant’ taste in his mouth. The cartoonist brought several of his albums to the big screen: Bunker Palace Hotel (1989), Tykho Moon (1996) and Immortel (2004) were relative commercial failures. ‘I don’t do conventional things,’ he retorts. ‘It’s difficult to admit artistic duplicity. A cartoonist who does cinema just doesn’t fit into any of the boxes.’ Silence. The conflict in the former Yugoslavia has not ceased to ‘feed’ his work, and justifies his geopolitical commitments. ‘I was sickened by the attitude of Europeans, particularly Germany’s rush to recognise Croatia, which sped on Yugoslavia’s collapse,’ he levels. Just as much as by the ‘taking of radical positions by ‘certain’ French intellectuals. ‘There are no sides to take in this,’ he says, sounding rebellious, someone who proclaims his attachment to ‘victims’. Europe is another topic dear to his heart. By virtue of his roots, Bilal naturally remains attached to the eastern countries which ‘hurried towards the Western dream.’ The expansion took place too quickly, too ‘eagerly’, giving way to disappointment and frustration. ‘What is to become of the planet is a subject that calls out to me, knowing how we are to survive and adapt.’

— Café Babel




"La verdadera cuestión de la cultura es el mañana"


Enki BILAL Dibujante y escritor



En la primera página de El sueño del monstruo, uno de los clásicos del dibujante y escritor Enki Bilal (Belgrado, 1951), un típico taxi neoyorquino sobrevuela una ciudad futurista; en su interior, un hombre habla de su prodigiosa memoria, que le permite remontarse al momento en que fue encontrado en un hospital de Sarajevo, 18 días después de su nacimiento. Nada más abrir el cómic, con un simple vistazo se pueden abarcar tres temas omnipresentes en la obra de Bilal: el pasado trasladado al futuro, los recuerdos y los Balcanes. También sus señas de identidad estéticas: los colores sucios de la polución urbana salpicados de añil y rojo, el trazo detallado, retorcido en los rostros de sus personajes atribulados que, según él, "no son héroes, sino personas normales en medio del caos".

Enki Bilal lleva más de 30 años publicando cómics, escribiendo, haciendo películas y diseñando decorados de cine -entre ellos el de El nombre de la rosa-. Comenzó a dibujar con diez años casi en el mismo momento en el que se trasladó con su madre de Belgrado a París. "Dejar un lugar supone una ruptura que inevitablemente vuelve con el tiempo. Si uno se convierte en artista, surge la necesidad de expresarla". El artista en el que se convirtió sustenta su trabajo en aquella ruptura con su país, que nunca fue total, y en sus preocupaciones: el choque de civilizaciones, el integrismo y la ecología. Él defiende que "con un buen dibujo se puede hablar de todo, incluso de geopolítica".

Ha venido a Madrid a presentar el proyecto Transito, instalado en la Cuesta de Moyano. Un cubo que sirve como soporte a los textos de seis escritores españoles en los que imaginan encuentros con sendos personajes suyos. En un despacho acristalado del Instituto Francés de Madrid, en medio de una claridad cegadora que le obliga a conservar puestas las gafas de sol, el escritor interrumpe su discurso a menudo para asegurarse de que se le entiende bien, sobre todo cuando explica por qué no le gusta clasificar su trabajo como ciencia-ficción. Considera que en un mundo en el que "se puede hacer un trasplante de cara o enviar un ordenador por las venas" la ciencia-ficción está superada. En sus obras se pueden reconocer acontecimientos de la historia reciente como la guerra de Bosnia en El sueño del monstruo o los atentados del 11 de septiembre en 32 de diciembre escasamente camuflados en contextos futuristas. "Siempre se ha asumido que el pasado es lo que sustenta la cultura. Yo entiendo el tiempo en mi trabajo como una ecuación: el resultado de pasado más presente es la posibilidad de futuro. El mañana es la verdadera cuestión de la cultura". Bilal coloca acontecimientos históricos en un futuro hipotético para que se entiendan como temas universales. "Lo que ocurrió en Bosnia es perfectamente trasladable a cualquier lugar". Fue la guerra lo que hizo de resorte creativo y le empujó a tratar el tema. "Yo amaba la fragilidad de mi país, su mestizaje, y todo aquello explotó de repente". Hablando de su origen, Bilal no puede pasar por alto su historia familiar. Su padre luchó contra los nazis junto al mariscal Tito. Al final de la guerra, cuando éste le ofreció un puesto en su compañía, lo rechazó y se autoexilió, "aunque era un hombre próximo a Tito, rechazó el comunismo políticamente".

El dibujante considera que un artista hablando de lo que le rodea de manera realista no tiene ningún interés. Aun así, sucumbió a la historia pura y dura en dos ocasiones: en el celebrado por la crítica Partida de caza, que relata la reunión de un puñado de dirigentes comunistas, y en Las falanges del orden negro, sobre las Brigadas Internacionales en España. Su último trabajo, AnimalZ, ambientado en un mundo devastado por los desmanes de los hombres, llegará a España en unos dos meses. Formalmente es distinto a los anteriores por su técnica, pero el tema responde como siempre a la que ahora es su "gran preocupación" la inquietante posibilidad de que un apocalipsis ecológico de ciencia-ficción se convierta en realidad.

Nerea Pérez de Las Heras

—El País




Enki Bilal — Maestro del Surrealismo



Destacado gráficamente por su característico dibujo surrealista (de nivel excelente, cuyo único defecto es que sus ilustraciones pecan de cierto acartonamiento) y colores singulares, Enki Bilal sobresale también por sus habilidades como escritor, ya que critica las diferentes facetas del ser humano con un cinismo ameno y entretenido; sin mencionar la capacidad de crear universos alternativos con pocas palabras.

Dibujante, guionista y director de cine, nace en Belgrado el 7 de octubre de 1951, de madre checa y padre yugoslavo. A pesar de su producción bastante escasa, es uno de los grandes nombres de la historieta europea de las últimas décadas. Se inició en el mundo del cómic en 1972 dibujando casi siempre o ilustrando guiones ajenos, en su mayoría de Pierre Christin. En los ochenta realiza como autor completo una trilogía de ciencia-ficción que se convertiría en una de las series más populares de la época en el campo del cómic europeo, La Trilogía Nikopol, misma que desglosamos a continuación.


Trilogía Nikopol
La Trilogía Nikopol es una delirante y algo surrealista saga de aventuras, encuentros y desencuentros. Refleja las obsesiones, temáticas y estilos que Bilal había estado reprimiendo al ilustrar historias de otros escritores. De esta forma plasma un caótico y desesperado futuro que posee un universo propio de imágenes turbadoras y de sentimientos soterrados.

Después de diversas obras con otros guionistas, Bilal se lanza a plasmar su universo personal con la realización de La feria de los inmortales, primero de los tres álbumes que componen La Trilogía Nikopol.

Ambientadas en París, Londres, Berlín y la imaginaria ciudad de Ecuador City, las peripecias vitales del trío Nikopol/Horus/Jill reflejan la evolución del autor, que partiendo de planteamientos de política-ficción va dando paso al surrealismo y a la experimentación gráfica y narrativa.


La foire aux inmortels (1980)
La Feria de los Inmortales se ubica en el año 2023. París está gobernada por el fascista Jean-Ferdinand Choublanc. Una pirámide repleta de dioses egipcios se encuentra sin combustible posada sobre la ciudad. Alcide Nikopol vuelve a la tierra tras 30 años de hibernación en el espacio. A partir de aquí comienza una historia surrealista en que los dioses se rebelan, los políticos quieren ser inmortales y el protagonista termina recitando a Baudelaire. En este volumen, Bilal hace una reflexión profunda y cínica sobre las complejas tramas del poder, la religión y la esencia del ser humano. Una excusa para desarrollar su propio universo y comenzar a experimentar.


La Femme piege (1986)
Extendiendo el universo de esta trilogía épica, La Mujer Trampa empieza en el año 2025, se encuentra en Londres la periodista Jill Bioskop. John, su compañero, muere en un atentado, lo que lleva a Jill a buscar el olvido pero, poco a poco, su vida personal se va deshaciendo y pierde toda noción de realidad. Llega a Berlín donde finalmente se encontrará con el dúo Nikopol-Horus. En esta entrega Bilal nos muestra un autor preocupado por la búsqueda de nuevas fronteras en el medio (curiosamente, parece ser que la adaptará él mismo al cine). Esta característica es fundamental para comprender la obra posterior de este autor.


Froid Équateur (1992)
La saga termina con Frío Ecuador, ubicado en el año 2034. Ecuador City, a pesar de encontrarse sobre la línea del Ecuador, se encuentra a -50† Celsius. En ella se encuentran multitud de personajes, algunos conocidos y otros por conocer, pero que como en las anteriores son importantes para la conclusión de esta aventura épica. La Trilogía Nikopol se cierra (aprovechando el tema de la herencia familiar) con esta última entrega, quizás la más poética de las tres, cumpliendo una extraña singularidad que le lleva del cinismo al sentimentalismo.


Immortel: Ad Vitam
Más que una secuela de La Trilogía Nikopol, es más bien un híbrido de la primera y segunda entrega de esta trilogía adaptada y dirigida por el propio Enki Bilal y producida por Charles Gassot. El reparto tiene un par de sorpresas como por ejemplo Thomas Kretschmann (El Pianista) como Nikopol y a la Dra. Elma Turner (Charlotte Rampling) que antes de ser actriz, fue la modelo artística sobre la cual Bilal creo a Jill Bioskop. Turner a su vez participó junto a Bilal en la búsqueda de la actriz que diera vida a un personaje como Bioskop “no solo tenía que cumplir con los requerimientos estéticos femeninos” dijo Turner “también debía ser capaz de externar la nueva personalidad de Jill”.

Esta vez la historia gira alrededor de Jill Bioskop, para los que no conozcan el trabajo de Bilal pensarán que Immortel es una imitación del 5to elemento. Esto debido a que Jill es importante para ambos lados del conflicto que se desarrolla en esta película. Sin embargo, el trabajo de Bilal le da carácter propio a la realización cinematográfica, incluso en las animaciones y escenografías las cuales son muy fieles y como era de esperar, algo acartonadas.

Todo empieza con una pirámide gigantesca que flota sobre el río de Hudson en Nueva York que, como París en la novela, cuenta con dos tipos de pobladores: los afortunados elitistas en el poder y la clase desamparada y restringida en los suburbios. De la pirámide desciende Horus l, dios halcón al cual le conceden el derecho de bajar a la tierra para estar entre los mortales una vez más antes de ratificar su eternidad en 7 días.

Por otro lado el senador Kyle Allgood (Joe Sheridan), un político marioneta con lazos a Eugenics está sumamente nervioso: una cantidad de vainas han caído de la prisión aerotransportada; globos justo en medio de elecciones y negociaciones importantes para su conveniencia. Una de estas vainas contenía al condenado Nikopol, revolucionario en su último año de condena de 30 años. Este evento permite escapar a Nikopol, no sin antes perder una pierna al impactar congelado contra el suelo.

Entre tanto un miembro de la resistencia médica, la Dra. Elma Turner (Charlotte Rampling), que practica cirugía plástica mientras que secretamente asiste a la resistencia medica, se encuentra fascinada por Jill (Linda robusto), una joven no-humana con la piel pálida y el pelo azul. Elma arregla llevar Jill a los overlords de Eugenics ya que por los análisis de Turner, se determina que Jill es un espécimen muy raro.

En este proceso tienen que hacer frente al inspector semi sintético Froebe (Yann Collette) que investiga siete asesinatos extraños en 72 horas. En esta historia hay una variante interesante; esta es la Zona de Intrusión. Nueva York goza de un clima relativamente normal, pero hay una sección prohibida en el Parque Central llamada la Zona de la Intrusión. En esta zona la temperatura está siempre bajo cero, todos los esfuerzos por penetrarla han resultado ser fatales.

Todos estos elementos se entrelazan a medida que las arenas del reloj continúan cayendo para Horus. Aunque están integrados con considerable artisticidad, los protagonistas sintéticos carecen de algo que provoque mayor condolencia del espectador. Por otra parte la composición de las imágenes sintéticas hechas a mano por más de 200 personas, crea un mundo rico en la creatividad de Bilal. Este mundo, para bien o para mal, comparte algunas nociones temáticas con pioneros del sci-fi como La Matriz, Metrópolis, Tron, Dark City y Final Fantasy.

Esta película se ha convertido en un híbrido entre cine y animación de una forma singular y sin precedentes, sin embargo, los personajes siguen siendo inexplicablemente acartonados al compararles con otros agentes acreditados. Este estilo puede interesarle a la generación que creció con video juegos, pero todavía carece de algo, para los que a su gusto, parece formado en la era pre-digital.

Leonardo Reyes

— Art Studio Magazine




Inmortal: Ad Vitam



Seguimos con mas producciones llevadas al cine, en este caso es el maestro Enki Bilal quien dirigio las dos primeras partes de la trilogia de Nikopol, un film que paso desapercibido por la gran pantalla. Otra muy buena pelicula que recomiendo para los amantes de la ci-fi es "La Isla", protagonizada por Ewan McGregor y Naomi Watts (King Kong), que esta que se sale con el monito que lleva puesto.

Immortal (Ad Vitam) (2004) es una inteligente producción europea que mezcla con habilidad CF, distopía, fantasía, y religión. Basada en las dos primeras partes de la Trilogía de Nikopol, una señora Novela Gráfica francesa hecha por el renombrado dibujante Enki Bilal (Belgrado, 1951-), narra los siete alocados días que tiene el Dios Horus (si, el de los mitos egipcios) en la Nueva York del año 2095 después de un exilio autoimpuesto de milenios. Pero vayamos por partes.

Inicialmente, el narrador nos cuenta que Horus, señor de los cielos, dios e inmortal de Hierakópolis, la pirámide plateada en la que los Dioses Egipcios vagan por el universo haciendo y deshaciendo por el simple placer de no aburrirse, ha sido encontrado culpable de rebelión sobre sus pares. En siete días –lo que tarda el corazón de un Dios en latir- deberá arreglar sus asuntos en la Tierra para luego dormir el sueño eterno, prisionero en la pirámide. Anubis, dios de los muertos, y Bastet, diosa-guerrera de los gatos serán los que hagan cumplir la sentencia.

Mientras tanto, una misteriosa mujer sin recuerdos, de piel y lágrimas azules, llamada Jill Bioskop, será comprada a la corporación Eugenics, la cual controla cada aspecto de un mundo donde la biotecnología y el deseo de la inmortalidad que ella conlleva lo son todo. Y vendida además, a la doctora Elma Turner, quien busca solucionar las enigmáticas lagunas que tiñen en su memoria, y el enigma de su creación; puesto que Jill parece haber nacido solo hace tres meses, sin embargo es la mujer que Horus ha estado esperando por siglos.

Jill tiene un enigmático benefactor en la figura del encapuchado que se hace llamar John y que parece conocer desde que nació. Lo que se revela en la Novela Gráfica pero no en la película es que John es un extraterrestre del pueblo Alferaciano y al cual se le ha concedido la inmortalidad y poderes cuasidivinos para vigilar a los Dioses de Hierakópolis, quienes en su capricho, bien podrían destruir el mundo que ellos mismos crearon solo para divertirse. John permanece totalmente envuelto en ropas oscuras y cubierto con gafas porque su pueblo no puede soportar la radiación de nuestro Sol, lo cual lo hace a lo largo de la película un personaje intrigante. John aparece ante Jill en lo que parece ser el espacio, dándonos vagas pistas de su papel en el universo. El dice haber transportado gente de la Tierra durante milenios a toda la Galaxia (¿para qué? ¿para que algunos sobrevivan en caso de que los Dioses tiren el tablero y decidan comenzar de nuevo?), apareciendo además en los momentos de mayor crisis como auténtico Deus Ex Machina. A lo largo de la película es obvio que el tiene arraigados sentimientos por Jill, y dice que su destino se divide entre abandonar la Tierra a través de “La Intrusión” (un fenómeno cósmico que ha vuelto a Central Park en un nuevo Polo Norte y que viola las leyes de la física en el mejor sentido de Stalker: Picnic en el Camino de los hermanos Strugatsky) o ser humana por completo, con los dolores y alegrías que ello conlleva, y a los que ella es inmune por su continua amnesia.

Paralelamente Horus buscará un cuerpo huésped con el que pueda copular con Jill, puesto que ella es muy especial –pero de eso les hablaré más tarde-. Desgraciadamente, todos los mortales a los que posee, mueren en el acto puesto que la biotecnología que Eugenics les ha puesto en el cuerpo es incompatible con el ilimitado poder del Dios. Pero la solución caera del cielo… literalmente… cuando una celda suspendida en el aire colapse y se libere al señor Alcides Nikopol del que tanto hemos hablado pero que no aparece hasta bien avanzada la película. Como su cuerpo es un cuerpo humano “puro”, es compatible con la esencia de Horus. Desgraciadamente Nikopol pierde una pierna en el proceso (bueno, el estaba en criogenia y cuando su celda cayo algunas partes se desprendieron…¡uppppsssss!).

La relación entre Alcides y Jill pasará por momentos bien duros, puesto que Horus lo único que quiere es usar a Nikopol para copular con ella ¿Por qué? Verán, de milenio en milenio nacen mujeres como Jill, que pueden tener relaciones sexuales con los Dioses, y proveerles de descendencia.

Este, en caso de muerte o prisión –como lo es el de Horus- es el único modo en el que pueden conseguir la verdadera inmortalidad. Y eso es lo que une las líneas separadas de la historia: la búsqueda de la inmortalidad o su logro; ya sea a través de la condena de John, quien debe vigilar eternamente a los Dioses pero aun así muere y se libera de sus responsabilidades; de la búsqueda de Horus, quien por naturaleza es inmortal, pero sabe que la verdadera inmortalidad está en autoperpetuarse; en la sencilla belleza de los poemas de Baudelaire que son recitados a lo largo del filme, y que son la muestra de la inmortalidad intelectual; o en la existencia misma de Eugenics que a través de la ciencia, cual nuevo doctor Frankenstein, busca prolongar la vida de los poderosos.

Como les dije, Alcides y Jill no lo tendrán nada fácil, porque entre otras cosas, ella lo anda olvidado a cada rato (literalmente), y Horus realizará más de un acto de magia para conseguir sus fines muy a pesar de Nikopol quien no tiene mayor elección que ser el médium del Dios. A pesar de ello, a medida que Jill madura como persona, empieza a preocuparse por Alcides, y en los “ratos libres” que Horus deja libre a Nikopol de su control, él le devuelve el favor. Cabe decir que la química Horus-Nikopol es de lo más entretenida. Como el Dios le dice al mortal:

“Las mujeres fueron una de mis mejores ideas” (cuando los Dioses crearon el mundo) Pero no todo será alegría. El Alcalde de Nueva York, Kelly Allgood, ve con preocupación la liberación de Nikopol, el cual fue congelado por ser un activista anti-Eugenics hace 30 años, y que posee evidencia para hundir al régimen actual, sin saberlo. O bien esta el caso del inquisitivo inspector Froebe quien cree que las muertes causadas por Horus son el patrón de un nuevo asesino en serie. Y estos dos personajes la van a poner bien difícil para nuestro trío, porque a la fiesta se van a meter los Dayaks, mezclas de tiburón y humano que son bien eficientes para cazar a su presa, y que solo necesitan las lágrimas de Jill para cazarla...

…Y el tiempo de vida de Horus se acaba junto con el reloj de arena que Bastet y Anubis observan aburridos…

La realización gráfica de la película es una auténtica obra de arte. Para crear los ambientes exóticos de la Nueva York futura, Hierakópolis o Central Park se utilizaron técnicas de fondo digital para toda la obra. Es decir que todos los actores debieron representar sus papeles ante fondos en blanco o azul que luego fueron llenados con imagen digital, como en Capitán Sky y el Mundo del Mañana o Sin City. Además no todos los actores son de carne y hueso, muchos de ellos son animación digital que coexiste con los actores “reales” e interactúan con ellos a lo largo del filme de modo brillante. Cabe decir que el trabajo de los dobladores es más que decente. Pero viendo la novela gráfica, no había otro modo de reproducir la extravagancia gráfica que Bilal nos muestra en su obra.

En resumen, una excelente película que nos muestra uno de los anhelos y enigmas de la condición humana: ¿qué significa ser inmortal? ¿Si lo fuéramos, realmente lo disfrutaríamos? ¿Lo merecemos en verdad?

Daniel Mejía

— Pandora Comix





Grandes personajes del Cómic


Alcide Nikopol de Enki Bilal



Alcide Nikopol, personaje de ficción creado por el dibujante yugoslavo Enki Bilal, hizo su aparición en el cómic de ciencia-ficción "La Feria de los Inmortales" (1980), ambientado en una Paris postnuclear del año 2023, teñida de sangre, políticos corruptos y dioses egipcios. Una biografía exhaustiva sobre este personaje olvidado o desconocido para la mayoría. Personaje que tendrá su revival de la mano del propio Bilal como director de cine. El 2004 marcaría la llegada de la adaptación cinematográfica de la saga de Nikopol.

"Ahuyentado por un horizonte azul sangriento, el sol no avanza
y la jornada se vuelve perpetua
."
(Enki Bilal, Sangre Azul,1994)



Empezar con mala pata
Antes que nada habrá que situarse en un tiempo ficticio que ya sucedió para nosotros pero, desde el punto de vista del autor en 1980, es el futuro.

París, Francia. Corre 1993 y Alcide Nikopol, prometido de Clementine Morganidon, es encontrado culpable por el cargo de desertor. Un tribunal militar de justicia lo sentencia a ser expelido al espacio en estado de hibernación por los próximos veinte años. Y el cómic ni siquiera ha empezado. Hablamos de "La Feria de los Inmortales", escrito y dibujado por Enki Bilal en 1980, cuando aún el Muro de Berlín no había caído y la Guerra Fría entre el este y el oeste estaba en su apogeo. Pero volvamos a Nikopol…

París, treinta años y dos guerras nucleares después. Es el 2 de marzo del año 2023 y un objeto no identificado en el cielo de la ciudad es atacado por los cazas de la milicia aérea del gobierno fascista del dictador Jean-Ferdinand Choublanc. El sistema de expulsión automática arroja al vacío una cápsula que pende de un endeble paracaídas por sobre la ciudad. En la cápsula, a –18º de temperatura se encuentra el pobre Nikopol, aún congelado. La fachada de un edificio de tres pisos recibe el impacto de la cápsula, la cual se abre en dos partes. El cuerpo de Nikopol se desploma desde esa altura hacia la calle. El golpe quiebra en seco, de la rodilla hacia abajo, la pierna derecha de Nikopol.

Mal momento para caer en esta París del 2023. Francia ya no es Francia. París misma conforma una ciudad estado dividida en dos castas. En una, la elite, la milicia y los políticos se reparten el poder y la riqueza. Los masculinos dirigentes detentan el mando y las mujeres, apenas 25.000, son meras criaturas reproductoras, encerradas en el fatídico "centro de salud" San Salvador. La otra cara de París es la de los pobres y hacinados. Un conjunto de paupérrimas criaturas, algunas de ellas alienígenas, otras seres humanos afectados por mutaciones, todas ellas sumidas en la mugre, el temor a la milicia y la ignorancia.

Dos hechos importantes destacan al momento de los hechos. Por un lado, el enrarecido clima político: Se acercan la elecciones y Jean-Ferdinand Choublanc usa sus influencias para ser reelegido mientras se defiende de los complots que se trazan a sus espaldas. Por otro lado, una extraña nave con forma de pirámide sobrevuela el astropuerto de la ciudad exigiendo carburante para proseguir su camino. Las reservas de carburante orgánico (derivado del petróleo) son una de las riquezas más atesoradas por la ciudad.

La extraña nave –que alguna vez estuviese en la Tierra hace miles de años, sin duda creando la civilización egipcia basada en su imagen– lleva como pasajeros a alienígenas inmortales entre los que se cuentan Anubis, humanoide con cabeza de chacal, Bastet, cabeza de gata, y toda la corte de seres que inspiraran la mitología de la hoy extinta cultura. La tecnología de la nave-pirámide es bastante arcaica y necesita el carburante orgánico para seguir su misterioso curso. Han habido comunicaciones previas entre estos "dioses" y el orgulloso Choublanc, quien no desea ceder ni una gota, excepto que a cambio le concedan la inmortalidad.

Pero las acciones no serán detentadas por estos jugadores. Horus, el "dios" con cabeza de halcón, el rebelde de su grupo, se topa accidentalmente con el cuerpo de Nikopol y mediante sus cuidados y una cirugía láser improvisada, lo pone en condiciones, pierna derecha de hierro incluida, parte de un riel del abandonado subterráneo de París. Horus desea rebelarse contra sus compañeros inmortales y para ello se introduce en la mente de Nikopol, guiándolo como un peón en un complicado tablero de ajedrez.

Pobre Alcide Nikopol, él sí que es un tipo sufrido, atribulado por el régimen fascista reinante y poseído por quien se autodenomina el dios Horus de Hierakonópolis. Sus penas no serán menores al enterarse que su amada Clementine yace desde hace dos años en un ex-supermercado de las barriadas pobres, devenido en cementerio. Antes de partir a su exilio forzoso, Nikopol dejaría embarazada a Clementine sin saberlo. Hoy, treinta años después, tiene un hijo de su misma edad y con su mismo nombre. Pero a Horus no le importan los duelos ni los pesares humanos y Nikopol es guiado hacia la elite donde logra infiltrarse suplantando a un soldado de la milicia.


De desertor a gobernador
Bilal sitúa a Alcide Nikopol en un mundo decadente y a la vez muy personal. "Es una historia política." Dice Bilal, "Hay referencias al Nazismo y al Fascismo, al tiempo de los dictadores de la década del treinta y del cuarenta. Transcurre en el futuro, pero es acerca del presente así como también del pasado. Se sitúa en París, pero podría ser cualquier ciudad del mundo." La revolucionaria visión del autor lo lleva a observar con desprecio, a través de Nikopol, la deformación futurista del mundo que lo rodeaba a principios de los 80´s. A todo esto, la historia de Nikopol no se detiene…

Los Obuses Rojos de Bratislava son un equipo checosoviético de hockey sobre hielo. Enfrentan en la misma noche del 3 de marzo al equipo local, Las Flechas Negras de París. Las tácticas de Horus son simples y extremas. Con el poder de la mirada –a través de los ojos de Nikopol– es capaz de fulminar a cualquiera. Lo hizo con el miliciano, lo hace con un enmascarado jugador de los Obuses. Así Horus/Nikopol logra escurrirse dentro del conjunto extranjero.

El Gobernador Choublanc espera con ansias la victoria de su equipo como símbolo del poder Choublanquista (en clara analogía con el término "chauvinista") sobre las políticas foráneas. Pero Nikopol, imbuido de la fuerza sobrenatural de Horus, se las apaña para llevar a los Obuses Rojos al triunfo. La jugada no termina allí. Micrófono en mano, Nikopol anuncia que desea asilo político en París. Recordemos que en este mundo futurista el bloque oriental europeo aún permanece bajo las alas del comunismo. Choublanc aprovecha la ocasión para pavonearse de su régimen y convoca una rueda de prensa, invitando a Nikopol.

Horus toma el control de la mente de Choublanc frente a las cámaras, haciéndolo dimitir de su cargo a favor de un nuevo candidato: Alcide Nikopol. Por supuesto, sectores del poder no están de acuerdo y tratan de liquidar posteriormente a Nikopol. Entre los poderosos que no desean a un advenedizo en la cúspide se encuentra Aurelien Burnoldz-Mortier, quien, dueño de un gato telépata blanco y verde a rayas, llamado Gogol de Algol, se presenta como uno de los candidatos opositores.

Nikopol y Burnoldz-Mortier se presentan en la catedral de Notre Damme para obtener la bendición del papa local Theodule 1º como candidatos oficiales de las inminentes elecciones. Luego de la accidentada velada donde Theodule se desploma desde ocho metros de altura en un episodio por demás ridículo, el impaciente Horus abandona el cuerpo de Nikopol para dar cuenta personalmente de sus opositores a las urnas. En este preciso momento un ser de punzantes apéndices y aspecto repulsivo ingresa por el balcón del hotel donde se aloja Nikopol. Con sigilo y por la espalda, mientras nuestro sufrido Alcide recita poesía, le atraviesa el corazón dándole muerte.

El asesino ha sido enviado por Gogol de Algol, el temido terrorista felino, mercenario a las órdenes de Burnoldtz. A su regreso, Horus descubre que sus compañeros inmortales le aguardan en la habitación. Nikopol está sentado en la cama. Ha sido resucitado por los otros inmortales, aunque desvaría y no hace otra cosa que repetir poemas de Baudelaire. La dictadura se acaba y Alcide Nikopol es elegido por los detractores del régimen Gobernador de París en condición de único candidato.

Sin embargo queda el problemita de su insanidad. Simple y providencial solución: Un tipo de igual aspecto a Nikopol se presenta a los gritos exigiendo ver a su doble… desconociendo que se trata de su padre. Será entonces Alcide Nikopol hijo (Niko) quien asuma el poder. Las mujeres son liberadas del centro de detención reproductivo y la pirámide se retira de la Tierra, llevándose a Horus. El dios es sentenciado a quedar prisionero dentro de la misma piedra caliza de la nave por unas siete fracciones de eternidad –vaya uno, insignificante mortal, a saber cuánto es esto. Así deciden entonces Anubis y Bastet su destino, mientras que Nikopol termina en un asilo mental, gracias a Enki Bilal, su creador.


El padre de la criatura
Bilal, yugoslavo de nacimiento, francés por adopción, dibujante y cineasta, de madre checoslovaca y padre yugoslavo. Ante la curiosidad de la prensa sobre su origen serbio, croata o musulmán, Bilal responde, "Esa pregunta sólo tiene sentido para algunos periodistas. Y también para los mismos fundamentalistas." Nacido un 7 de octubre de 1951 en Belgrado, la ex-capital de la ex-Yugoslavia, sólo vive en su país natal hasta 1960, cuando emigra a París. Estudia fugazmente bellas artes pero pronto y gracias a la influencia del dibujante René Goscinny –ilustrador de "Asterix"– se pasa al mundo de los cómics a los 14 años.

En 1972 publica su primera obra, "El Tazón Maldito" (Le Bol Maudit) como resultado de un concurso organizado por la revista francesa de actualidad Pilote. Colabora activamente para la misma junto a diversos artistas que marcan su estilo, como Jean Giraud (Moebius), por ejemplo. Desde 1975 y hasta 1983, junto al guionista Pierre Christin, realiza un serie de cinco álbumes de corte fantástico-político. Es allí cuando decide dar el gran salto escribiendo y dibujando "La Feria de los Inmortales", su primer cómic "largo", publicado por Pilote en 1980. En el resto del mundo diversas revistas adultas de corte progresista se encargan de difundirlo.

Si bien de niño ya había sido cautivado por el mundo del cine, es recién en 1982 que colabora con el director Alan Resnais en la concepción de decorados para "La Vida es una Novela". En el 85 incursiona nuevamente junto al director Jean-Jacques Annaud en la ambientación de "El Nombre de la Rosa". Alternando con su nueva afición, en 1986 dibuja la continuación de la saga de Nikopol, "La Mujer Trampa". En 1989 Bilal dirige su propio proyecto cinematográfico: "Bunker Palace Hotel". Un film oscuro y personal del cual hará luego referencia en la tercera parte de la historia de Nikopol, el cómic de 1992, "Frío Ecuador". Vuelve al cine en 1997 con "Thyko Moon", otro thriller de ciencia-ficción aplastado por la crítica. En el 99 Bilal incursiona una vez más en el cómic con "El Sueño del Monstruo", un relato futurista y melancólico sobre los problemas balcánicos que destrozaron su país natal. Su secuela, "32 de Diciembre" sale a luz durante el 2001. Finalmente en el 2004, con su tercer largometraje, aborda la vida de Alcide Nikopol en la aún inédita "Immortel Ad Vitam".[...]

— Quinta dimensión





Oeuvre



Livres

La plupart des albums de Enki Bilal ont été publiés aux Humanoïdes associés. Toutefois, Enki Bilal a signé une nouvelle entente avec la maison d’édition Casterman qui est maintenant le dépositaire du catalogue de l’auteur, et éditeur de ses nouveaux albums.

L’appel des étoiles, 1975

Le vaisseau de pierre (avec Pierre Christin), 1976

La ville qui n’existait pas (avec Pierre Christin), 1977

Mémoires d’outre-espace, 1978

Les phalanges de l’Ordre noir, (avec Pierre Christin), 1979

La foire aux immortels, 1980

Crux universalis, 1982

Le bol maudit, 1982

Partie de chasse, (avec Pierre Christin), 1983

Images pour un film (avec Jean-Marc Thévenet), 1983

Los Angeles - L’étoile oubliée de Laurie Bloom (avec Pierre Christin), 1984

Grange bleue (avec Dominique Grange, Jacques Tardi et Georges Pichard), 1985

La femme piège, 1986

L’état des stocks, 1986

Hors jeu (avec Patrick Cauvin), 1987

Cœurs sanglants et autres faits divers (avec Pierre Christin), 1989

Froid Équateur, 1992

Bleu sang, 1994

Tykho Moon - Livre d’un film (avec Dan Franck, Fabienne Renault et Isi Véléris), 1996

Mémoires d’autres temps (Histoires courtes 1971/1981), 1996

Le sommeil du monstre, 1998

Un siècle d’amour (avec Dan Franck), 1999

Magma, 2000

Enkibilalandeuxmilleun, 2001

Le sarcophage (avec Pierre Christin), 2001

32 décembre, 2003

Rendez-vous à Paris, 2006

Quatre ?, 2007



Cinéma

Bunker Palace Hôtel, 1989

Tykho Moon, 1996

Immortel (Ad vitam), 2004



Presse et littérature

ALLIX, Grégoire, « Enki Bilal, hybride à dessein », Le monde, Sélection Hebdomadaire, 4 février 2006.

BANON, Tristiane, « Bilal : Un timide qui ne se soigne pas », Paris Match, 10 juillet 2003.

CARIGNAN, Gilles, « Immortel (Ad vitam) : Bilal et le monde de demain », Le Soleil, 6 novembre 2004.

DE GAUDEMAR, Antoine, « Bilal, Apocalypse Nike », Site internet Bilal, enki.free.fr, 23 septembre 1998.

GARCIA, Laure, « Bilan de Bilal », Le Nouvel Observateur, 1er février 2001.

GRASSIN, Sophie, et MÉDIONI, Gilles, « Bilal et Kusturica : Notre Yougoslavie », L’Express, 25 septembre 1992.

METTOUT, Éric, « Enki Bilal : L’art est l’enfant des crises et des guerres », L’Express, 22 mai 2003.

ONO-DIT-BIOT, Christophe, « Les noirs dessins d’Enki Bilal », Le Point, 27 avril 2006.

RAFFY, Serge, « Love story chez les mutants », Le Nouvel Observateur, 18 mars 2004.

RIOUX, Christian, « Enki Bilal : Je me souviens », Le Devoir, 17 octobre 1998.

ROSSIGNOL, Véronique, « Enki Bilal : Je ne veux pas être enfermé dans un genre », Livres Hebdo, 28 avril 2006.

SCHWAAB, Catherine, « L’électrochoc balkanique », Paris Match, 25 mars 2004.

SOPOVA, Jasmina, « Voyage au bout du temps avec Enki Bilal », Courrier de l’UNESCO, Avril 2000.

ST-JO, Louis, « Bilal, L’Interview », Site internet de Bilal, enki.free.fr, 2006.

THÉVENET, Jean-Marc, Bilal, Éditions Seghers, Paris, 1987.

TITTLEY, Nicolas, « Enki Bilal : Formes du singulier », Voir, 19 novembre 1998.

TREMBLAY, Odile, « L’univers de Bilal en expansion », Le Devoir, 26 octobre 2004.

TREMBLAY, Odile, « Un univers flottant entre deux mondes », Le Devoir, 6 novembre 2004.

VIGNEAULT, Alexandre, « Bilal en mutation », La Presse, 4 novembre 2004.

« Entretien avec Enki Bilal : Raisonner en termes de rythme », Revue du cinéma, novembre 1989.



Radio

Éclectique, France Inter, 25 janvier 2006.



Télévision

Bouillon de culture, 22 juin 2001.

Jamais sans mon livre, 24 janvier 1993.

Matin Bonheur, 20 mai 1988.

Midi 2, 4 mai 1986.