Schulz

bruno schulz

opera omnia

inicio cronología obras e-books gráfica pasión schulz maldoror


Todo Bruno Schulz
en español


El Libro
idólatra


Las tiendas de
canela fina


El sanatorio de
la clepsidra


La república
de los sueños


Ensayos críticos

Correspondencia



En las raíces de ese nuevo texto de la prosa de Schulz yace el sueño de la renovación del mundo, un poderoso sueño capaz de admirar la inspiración y desencadenarla: la antigua creencia humana sofocada y escondida, la belleza secreta de las cosas sólo espera a alguien inspirado que la libere para desbordarse a través del mundo bajo la forma de una invasión dichosa. Esa antigua creencia de los místicos se hace carne en este libro, desarrollándose como una particular escatología en el círculo legendario cuya trama está compuesta por los fragmentos de todas las culturas y mitologías, desvelándose en una fabulística deslumbrante y enigmática. Llama la atención que esa fabulística siendo tan rica en elementos culturales tenga un carácter estrictamente particular y único, que se emplee en ella una terminología innovadora y personal, creando así un nuevo corpus compuesto por las más antiguas e inmemoriales ensoñaciones humanas. Esas ensoñaciones al liberarse de las cadenas del cuerpo, al transformar la vida con el influjo de la poesía, encontraron en la prosa de Schulz su nueva patria, su clima abonado, en el que brotan con la exuberancia de la vegetación tropical: una infancia legendaria llena de milagros, encantamientos y transformaciones. Lo extraño y lo cotidiano, la taumaturgia y la magia de la calle, el sueño y le realidad, y todo, todo entreverado en la más ocelada y la más reverberante fábula.

El mismo autor ilustra sus libros, y ya en esa aspiración a concluir sus obras con sus propias manos hay algo del espíritu de los inspirados sacerdotes y artesanos medievales.

[Bruno Schulz En las raíces de ese nuevo texto de la prosa de Schulz... en: Ensayos críticos, Maldoror ediciones, Vigo 2004, 147 p.
Traducción: Jorge Segovia y Violetta Beck]



El gran creador es así, siempre –por cualquier lado que lo observemos- encontramos en él el mismo motivo esencial. Se encuentra en ese punto donde todos los caminos llevan a Roma, bajo la influencia de múltiples fuerzas que lo empujan en esa determinada dirección. Esa coincidencia de ciertas condiciones es tan accidental como la colaboración de algunas fuerzas de la naturaleza en la creación de un ser vivo. Y así como la perfección de un organismo vivo nos parece, posteriormente, la obra de una voluntad superior, así resulta el hecho de que para las situaciones más diversas el gran creador ofrece siempre la misma acertada respuesta, da la impresión de una armonía perfecta. Hay que tener en cuenta que, en un caso opuesto, no podría crear nada. Si una de las fuerzas favorables deja de actuar, si cambia la situación histórica, lo que quiso describir se queda -¡muy a menudo!- en algo estéril. Su genio, entonces, es el resultado de una armonía afortunada de distintos accidentes. Entre otras cosas, nos descubre la gran individualidad de Schulz su sorprendente homogeneidad; las diversas circunstancias –familiares, sexuales, sociales, histórico-literarias y estéticas- se sitúan a su alrededor, como vetas alrededor de lo esencial, como discos perfectamente concéntricos. [...]

La mayoría de los relatos que contiene El Sanatorio de la Clepsidra (1937), se desarrollan en la atmósfera de la niñez; el personaje principal es en muchas ocasiones –visto con los ojos del niño- su padre. Éste aparece como un comerciante(esa fue la profesión del señor Schulz) o como un mago fantástico que lucha contra el aburrimiento de los días en el pueblo “endurecido en lo prosaico y el frío”, como un investigador y heresiarca, en este caso como un retrato del mismo escritor quien –como veremos luego- veía en su propia creación los elementos de una investigación pecadora. [...]

La obra de Schulz está marcada por dos motivos obsesionales: la infancia y el pueblo. Aunque pasó dos años en Viena, en la Academia de Bellas Artes (después, con frecuencia viajó a Lwów, a Varsovia, y en alguna ocasión estuvo en París), la verdad es que nunca pudo olvidar el encanto del pueblo, de sus calles vacías y de las horas también vacías, de sus vertederos de basura y de las villas de las afueras. La revolución industrial contemporánea que no perdonó ni a su pueblo natal, Drohobycz, transformado –desde que en el año 1901 se descubrió petróleo en Borysław- en un salvaje Klondyke, lleno de magnates del petróleo y de negociantes, no encendió nunca su imaginación. [...]

En los cuentos de Schulz hay una alusión permanente a la lucha que tienen que afrontar los antiguos comerciantes ante la llegada de ese nuevo elemento: los viejos métodos del comercio “llenos de una solemne ceremoniosidad” no podían salvarse ante una propaganda exagerada, ni los artículos buenos imponerse a los de pacotilla. [...]

En la carta a Christian Seipel e Hijos (el viejo Jakub tenía que dar una respuesta negativa a las exigencias infundadas de aquellos señores) encontramos las preocupaciones de su padre, lleno de desprecio para la “nueva generación de comerciantes”, para con aquellos «diletantes del ramo» y critica en ella, con indignación, los excesos de los vendedores que están bajo la influencia del reciente libertinaje, nos encontramos las voces de aquella lucha de varios años, de la que finalmente el señor Jakub Schulz saldría en quiebra. El testigo del hundimiento de la firma de su padre, el pequeño Bruno, oía a diario las conversaciones de su madre acerca de las letras de cambio, de los amenazantes pagos, cada vez más cerca del último. Entonces no será ninguna paradoja si afirmamos que su fantástica creación se parece a la novela en la que Thomas Mann describe el enfrentamiento de la firma Hagestroem, lúcida e intransigente, contra la respetable firma de los Buddenbrooks.
El comercialismo moderno, que acabó con los bienes de su familia, apareció como un mal, y, además, como un mal triunfante. No podía pasarle desapercibido que su padre se levantó en lucha contra alguien mucho más poderoso. [...]

[Artur Sandauer Prólogo en: El Sanatorio de la Clepsidra, Maldoror ediciones, Vigo 2003, 222 p.
Traducción: Jorge Segovia y Violetta Beck]





Prólogo de Artur Sandauer

El Libro

La Época Genial

La Primavera

La Noche de Julio

Mi Padre Ingresa en el Cuerpo de Bomberos

El Segundo Otoño

La Estación Muerta

El Sanatorio de la Clepsidra

Dodo

Edzio

El Jubilado

La Soledad

La Última Escapada de mi Padre


  • maldoror
  • autores
  • títulos
  • enlaces
  • novedades
  • vanguardias
  • e-books
  • © Copyright 2008-2014 -MALDOROR ediciones